Yo ya había publicado antes otros libros, pero en las largas charlas y discusiones que mantuvimos durante la edición de mi novela, por su implicación emocional y a través de sus sabios consejos, por su insistencia y hasta a veces podría decir obstinación, Fabio Murrieta me hizo descubrir dimensiones que desconocía que existían y que eran importantes en un libro, y eso es lo menos que se espera de un editor.